Nambaruan en workINcompany
Nambaruan ha llegado a workINcompany, liderado por Jaime y Alberto, es un espacio de coworking en Sevilla, situado en pleno centro de la ciudad con más de veinte personas trabajando en el mismo espacio, como es lógico de diferentes especialidades, formaciones y orígenes.
workINcompany situado en el número 13 de la Calle Rioja, tiene dentro de este conocido edificio, más de un espacio en el que poder compartir experiencia y trabajo. En la planta segunda, las mesas de trabajo amplias, un piso con luz y una zona donde compartir café y distensiones. Una planta más abajo, un piso diáfano completamente está habilitado para encuentros, clases y prácticamente todo evento que se pueda pensar. workINcompany no se paraliza, además de crear eventos mensuales con el objetivo de poner en contacto a profesionales y de difundir las bondades del trabajo colaborativo, busca nuevos espacios que ofrecer a los habitantes de la ciudad hispalense.
Del concepto a la realidad
El concepto de coworking desde luego no es nuevo, más bien al contrario, data del siglo XVII, concretamente aparece en textos de 1628, aunque en esa ocasión sólo se apreciaba la labor colaborativa entre Dios y sus ayudantes. No será hasta 1995 cuando este concepto sufre cambios, con la fundación de la compañía C-Base en Berlín, uno de los primeros hackerspaces fundados en todo el mundo. La principal diferencia entre este tipo de espacio y el que conocemos hoy es que están generalmente orientados a una comunidad en concreto -basada sobre todo en la tecnología, ordenadores, arte digital, entre otros-, que ofrece un lugar físico donde la gente puede conocerse y trabajar. Actualmente, el movimiento hackerspace también crece en todo el mundo.
A finales del pasado siglo XX, en 1999, B. De Koven acuñó el término coworking para identificar una manera de trabajo que facilitaba la colaboración y las reuniones mediante ordenadores. Opinaba que la gente del mundo de los negocios estaba muy aislada y debían trabajar juntos como iguales, abandonando la idea de competición entre trabajadores.
En ese mismo año nació en New York 42 West 24, una compañía de software que puso el espacio en marcha y ofrecía en él un entorno de trabajo agradable con escritorios flexibles para individuos y equipos que podían reservar con escasa antelación. Cierto es que no pareció hacer mucho hincapié en el aspecto colaborativo pero la comparación con otros espacios ocasionó que tuviera un auge especialmente interesante sobre todo a partir de 2001 cuando la burbuja tecnológica pinchó perdiendo clientes y empleados, aún hoy sigue en pie, albergando más de 50 miembros.
Otros centros creados han sido por ejemplo el de Brad Neuberg que creó un espacio de coworking en San Francisco llamado el Hat Factory, un loft en el que trabajaban tres freelances. Más tarde, el mismo Neuberg crearía el Citizen Space, que es considerado por algunos como el primer espacio de coworking en Estados Unidos y desde el gigante hacia el resto del mundo.
¿Por qué coworking?
El concepto desde luego ha sido rompedor y es atractivo, aunque tiene su vocablo en español el que permanece es el sajón. Indudablemente a él van asociados otros, como el de coworker -trabajador colaborador-, freelance que no es más que aquella persona que trabaja por su cuenta de forma autónoma, esté o no en ese régimen fiscal. Permitiendo que, tanto este perfil como otros asociados o similares puedan beneficiarse de condiciones y oportunidades que con esquemas de trabajo anteriores sería imposible, es el caso de Pymes que no tienen más de 3 trabajadores, emprendedores -otro tipo de autónomo-, trabajadores a tiempo parcial o incluso estudiantes. Es decir, ¿quién tiene el suficiente dinero como para montar su oficina, su despacho o en el caso de una Pyme un local entero para sus funciones? Las cantidades y opciones en este tipo de espacios es muy variada, todavía habrá quien le sea imposible, pero desde luego será la primera opción que contemple por su accesibilidad. Dependerá del lugar, pero los alquileres pueden ser fijos, variables, por horas, con salas de reuniones, por citar sólo algunas opciones, que tiene disponibles workINcompany.
Obviamente la cuestión es importante, pero también a nivel de trabajo las oportunidades crecen de manera exponencial. Del aislamiento prácticamente total la tendencia es opuesta en ese sentido y nos encaminamos, sino estamos ya, al trabajo codo con codo, colaborativo, cooperativo, da igual la designación que se adopte, la idea es que juntos trabajamos más y mejor, somos más creativos y un largo etcétera. Frente a la genialidad individual que se produce de forma esporádica y además necesita de un trabajo y esfuerzo mayores, se antepone el grupo y no es tan extraño, puesto que el ser humano es social, su entorno lo es y las capacidades y sinergias -otra palabra de moda- que genera en grupo son mucho mayores que a nivel individual. De la misma manera, podemos encontrarnos trabajando, abriendo proyectos que nunca habíamos imaginado o simplemente colaborando con personas que pensábamos estaban muy lejos de nosotros. Las perspectivas laborales, las destrezas y las emociones que se generan en el coworker pueden hacerle evolucionar y enfrentarse a nuevos retos, casi, sin que dé cuenta de ello.
¿Hacia dónde vamos?
Además de una implantación progresiva del modelo de coworking, no sólo como modelo de las grandes compañías multinacionales sino como filosofía de trabajo, a lo largo y ancho del mundo, el concepto mismo está alcanzando dimensiones y logrando llegar a sectores que tal vez desconocía. En ese sentido podemos resaltar dos hechos principalmente.
El primero la creación de una Asociación Española de Coworking, que nació en el 2012 y cuyo objetivo tiene claro, que no es más que proporcionar a los asociados el soporte y ayuda necesarios para que sientan amparados y para ello profundizan en los aspectos ligados a la normativa legal sobre derechos civiles y libertades en el ámbito colaborativo. Sus funciones, regular, defender y supervisar los servicios ligados al coworking, además de asesorar y fomentar la colaboración entre centros, relación con las instituciones entre otros cometidos. Una de las grandes novedades es la supervisión de sistemas de trabajo virtual que posibilitará la creación de redes de trabajo online eliminando al completo las limitaciones geográficas.
La segunda y no menos importante es la salida a bolsa de Cotrading surgida de la unión de CoWOKing y Club de Bolsa Online, una startup instalada en ese espacio que se ubica en Granada, que nace como una vuelta de tuerca a la inversión en bolsa particular.
Cotrading ofrece puestos de oficina compartida para operar en bolsa y mercados financieros. La idea es no sólo ofrecer al usuario el espacio profesional y sus condiciones óptimas de trabajo, sino también integrarlo en una comunidad con intereses comunes que necesita consejo y experiencia bursátil. De esta manera unos ponen el espacio, otros -el Club de Bolsa- los conocimientos para su cotraders más inexpertos, mediante tarifas reducidas a través de talleres, etc. Sin duda alguna la filosofía del trabajo colaborativo alcanza un terreno que parecía imposible,siempre vendido como inhóspito, agreste, lleno de tiburones y brokers que venden las buenas intenciones y la colaboración al mejor postor, pues justo ahí, se abre un hueco al capitalismo y la individualidad con lo más fieramente humano, lo social, la colaboración.
Comments (2)
Me alegro mucho chicos. Somos casi vecinos 😉
Cuando queráis un café.
Saludos!
¡Muchas gracias Ricardo!
Estamos muy contentos de habernos mudado al fin. Ese café es un compromiso en firme y, como se diría en otras circunstancias, ¿en vuestra casa o en la nuestra? 🙂
Un saludo.